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Cuetzalan, Puebla: qué hacer y dónde ir

Tenía 18 años de no visitar el que quizás sea el pueblo más mágico de México, y la verdad esta visita no solo no me decepciono, si no que me dejo una lección, siempre habrá un pretexto para regresar a un lugar tan agradable como este. 
 
 
Después de un viaje de alrededor de cinco horas desde la CDMX, el pueblo me recibió de la mejor manera, niebla hasta el piso y una ligera llovizna, toda una tradición de la Sierra Norte de Puebla, y que le da un toque aún más mágico a sus de por sí ya tradicionales calles. 
 
 
Wow, esa es la expresión que más se repite cuando llegas al centro y vez por primera vez la parroquia de San Francisco de Asís, su torre principal se levanta a 70 metros del suelo, sin duda es una de las más altas y bellas de México, su construcción data del siglo XVII, pero fue concluida hasta el siglo XIX, con un estilo arquitectónico ecléctico, en su atrio se lleva a cabo la ceremonia de los voladores de Cuetzalán, una tradición prehispánica que convive con la tradición católica en un mismo espacio. 
 
Los Voladores de Cuetzalán son otra historia, solo por el simple hecho de ver este espectáculo vale la pena viajar hasta este lugar, un tronco conocido como “el palo sagrado” que tiene 30 metros de altura, está colocado en el centro del atrio de la iglesia, este es el escenario de esta danza, que es dedicada a sus dioses para que les brinde buena cosecha y así puedan alimentar a su pueblo, durante este espectáculo cinco hombres que representan los cuatro puntos cardinales y el sol dan 13 vueltas cada uno para totalizar 52 vueltas, que simbolizan la aparición de un nuevo sol, créanme después de ver este espectáculo la vida no vuelve a ser igual.

¿Pero y después qué hacer?, aventuras hay y muchas, destacando principalmente las cascadas, en mi viaje pude visitar dos, la de las brisas y la de las hamacas, más que las cascadas en sí, lo que a mí me sorprendió es la cantidad de vegetación que hay, prácticamente hasta donde alcanza tu mirada todo es verde y con árboles que sin ningún problema alcanzan los 20 metros de altura. Otra actividad que es muy interesante es el visitar las diferentes grutas que los lugareños llaman “Cimas”, las más conocidas son las de Atepolihui, y las de aventura.
Después de un día de andar de aquí para allá llega la hora de divertirse, Cuetzalán es un lugar de tradiciones, y aquí la tradición es tomar bebidas como el Yolixpa y el licor de café, y el lugar de tradición para beber es visitar una cantina, yo visite la cantina conocida como el “Calate”, donde además de beber y divertirte también podrás probar las famosas garnachas que es un plato típico de Cuetzalán y por qué no hasta unos no tan tradicionales pero con un sabor muy particular “tacos al pastor”.
Y para visitar los lugares no se acaban, el santuario de Guadalupe, también conocida como la “Iglesia de los Jarritos”, está inspirada en la basílica de Lourdes en Francia, este santuario está rodeado del panteón principal del pueblo por lo que vale mucho la pena visitarlo.
También muy cerca está la localidad de San Andrés, donde existen muchos atractivos como unas formaciones rocosas que se abren paso en medio de las montañas, o también diferentes grutas que están abiertas a los turistas, otro lugar que se encuentra muy cerca de Cuetzalán, se encuentra la comunidad e Yohualichan (lugar de la noche), que resguardan una zona arqueológica de origen totonaco, que son prácticamente gemelas a las del el Tajín.
Definitivamente Cuetzalán, Puebla, es uno de los pueblos mexicanos que más te invitan a caminar, su tradición está intacta y eso uno como viajero uno lo disfruta, es un pueblo que pese a tener todos los servicios turísticos no pierde su esencia.

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