¿Conoces la original leyenda del conejo en la luna? ¿Por qué Quetzalcóatl premió al conejito para que viva ahi? Yo te la cuento a continuación, mira:
Cuenta la leyenda que hace muchos siglos, en la mágica y vibrante ciudad de Tenochtitlán, existía una historia que hablaba de un dios extraordinario llamado Quetzalcóatl.
Quetzalcóatl, cuyo nombre significaba “Serpiente Emplumada”, era conocido por su sabiduría y dominio sobre los vientos.
Un día, mientras recorría los animados mercados de la ciudad, Quetzalcóatl se encontró con un conejo solitario y hambriento. Sus ojos reflejaban tristeza y sus patitas temblaban de debilidad.
El dios, con su corazón lleno de compasión, decidió poner a prueba el corazón de los seres humanos.
La leyenda del conejo en la luna dice que Quetzalcóatl se acercó al conejo y le susurró al oído: “Amigo conejo, estoy en busca de personas bondadosas y generosas.
Si te sacrificas como un festín para los hombres, podré ver si ellos son merecedores de recibir mi sabiduría y dones”.
Quetzalcóatl
El conejo, aunque asustado, comprendió el noble propósito detrás de las palabras del dios. Con valentía, aceptó el desafío y se ofreció como un banquete para los hombres.
Sus ojos reflejaban el sacrificio que estaba dispuesto a hacer por ellos, esperando que su ofrecimiento fuera rechazado.
Sin embargo, para su sorpresa, los hombres aceptaron la ofrenda con gratitud y comenzaron a preparar al conejo para el festín.
El dios observaba atentamente y su corazón se llenó de una mezcla de asombro y tristeza. No podía permitir que el conejo sufriera tal destino.
Leyenda del conejo en la luna y la prueba de Quetzalcóatl
En ese preciso momento, Quetzalcóatl se manifestó en todo su esplendor y detuvo la matanza. Los hombres quedaron sorprendidos por la presencia divina y se arrodillaron ante su majestuosidad.
Quetzalcóatl, con una voz serena, les habló de la importancia de la compasión y la generosidad.
Conmovido por el sacrificio del conejo y la compasión de los hombres, Quetzalcóatl decidió otorgar al pequeño animal una recompensa eterna.
Elevó al conejo hacia el cielo nocturno, donde se convirtió en una brillante figura lunar, iluminando las noches con su resplandor.
Desde entonces, cada vez que miramos hacia la Luna, podemos ver al conejo, recordándonos el poder de la compasión y la importancia de actuar con generosidad hacia los demás.
El sacrificio de el conejo de la luna se convirtió en un símbolo de amor y bondad que trasciende el tiempo.
Y así, la leyenda del conejo en la luna azteca se ha transmitido de generación en generación, enseñándonos que incluso los seres más pequeños pueden inspirarnos con su nobleza y recordándonos que la bondad siempre será recompensada.
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